El cine y la televisión se han encargado de propagar la idea de que las personas con síndrome de Asperger, un trastorno del espectro autista, indefectiblemente poseen un coeficiente intelectual superior al común de la población; sin embargo, esto no necesariamente se corresponde con la realidad.
Los individuos con Asperger sí pueden tener una inteligencia ligeramente superior, pero también podrían presentar una inteligencia promedio.
“Lo que sí es seguro es que no tienen discapacidad intelectual”, dice Maritza López Custodio, psiquiatra infantil del Centro de Atención a personas con Autismo y Discapacidad Intelectual (Cenaudi).
El rasgo distintivo de esta condición, señala la especialista, es la dificultad para socializar y hacer empatía con los demás.
El paciente con síndrome de Asperger, desorden que debe su nombre al pediatra austríaco Hans Asperger, presenta además un interés especial y casi obsesivo por temas específicos en los cuales se vuelve experto; posee una excelente memoria mecánica; enfrenta ciertas dificultades motrices y, a diferencia del resto de los autistas, desarrolla una comunicación verbal temprana y fluida.
Este último rasgo hace que, en muchos casos, la condición pase inadvertida o que el niño afectado no sea diagnosticado apropiadamente.
“El problema es que el síndrome de Asperger muchas veces no viene solo, sino que se acompaña de déficit de atención con hiperactividad, ansiedad, depresión, trastornos obsesivos o problemas conductuales”, advierte López Custodio.
La vida con síndrome de Asperger
¿Qué tienen en común Sheldon Cooper, personaje de la comedia televisiva “The big bang theory”; Rizvan Khan, héroe de la película “Mi nombre es Khan”, y Micaela Gómez, protagonista de la telenovela venezolana “La mujer perfecta”? Que los tres personajes tienen síndrome de Asperger, desorden del espectro autista caracterizado por la dificultad para socializar y hacer empatía.
La persona con esta condición puede desear hacer amigos, pero no sabe cómo lograrlo. Carece, por ejemplo, de la capacidad para comprender los sentimientos ajenos o para leer la emoción que se revela en un gesto o una expresión facial determinada.
“Somos seres eminentemente sociales. Si un niño tiene afectación social, puede tener problemas de adaptación en la escuela”, dice la psiquiatra Maritza López Custodio.
El niño con Asperger desarrolla temprano el lenguaje y posee una inteligencia normal o ligeramente superior, pero no sabe seguir reglas ni relacionarse con otros. Esto le crea dificultades al llegar a la escuela, además de retrasar un posible diagnóstico.
Diagnóstico
“A veces la familia no acepta el diagnóstico porque cree que es como ponerle una etiqueta a su hijo”, señala López Custodio.
La negación lleva a algunos padres a ocultar la condición de sus hijos, pero esto solo ocasiona más sufrimiento a los pequeños.
“Yo prefiero que tenga una etiqueta de síndrome de Asperger y no de niño malcriado”, comenta la psiquiatra.
Por comportarse de forma diferente, estos chicos son vulnerables al acoso escolar. Aun siendo muy inteligentes pueden fracasar en la escuela y experimentar grandes niveles de frustración.
Estos pacientes requieren atención integral. La terapia se enfoca principalmente en el desarrollo de las habilidades sociales.
“El diagnóstico es la salvación de esos niños”, asegura López Custodio. “Es la única forma de poder ayudarlo”.
ALTO GRADO DE FUNCIONALIDAD
Las personas con síndrome de Asperger tienen un alto de grado de funcionalidad y, dependiendo de su nivel de afectación, pueden desarrollar su independencia (deben preferir trabajos que no impliquen entrar en contacto con muchas personas).
Son los individuos más funcionales entre aquellos afectados por el espectro autista, “aunque eso no quiere decir que sean los más felices”, aclara la psiquiatra Maritza López Custodio.
La profesional señala que algunos de estos pacientes lidian con problemas como la depresión y la ansiedad.
A pesar de su dificultad para socializar, un Asperger puede llegar a entablar relaciones románticas, sobre todo si encuentra una pareja paciente, que comprenda su condición y le brinde soporte.
“¿Cuál es la ventaja? Que es una persona sana, que no quiere hacerte daño, franca, que no te va a ser infiel, es una persona noble, cuyos sentimientos están ahí, no hay malicia”, concluye López Custodio.